Rehabilitar una piscina es más rentable que construir una nueva

Una piscina es, sin lugar a dudas, un complemento que puede revalorizar el precio de una vivienda cuando se desea vender o alquilar. Sin embargo, hay ocasiones en las que esta instalación, aunque aparentemente presente buen aspecto, puede ocultar problemas de filtraciones o grietas que impidan disfrutar de ella y, sobre todo, generen importantes gastos por la pérdida de agua.

¿Rehabilitar o construir una nueva?

En estos casos, ¿resulta realmente rentable rehabilitar la piscina o es preferible construir una desde cero? “Salvo que existan modificaciones estructurales, la rehabilitación compensa prácticamente en el 100% de las instalaciones”, según indica el director de Poolfabrique, Alexis González, “porque incluso es posible conseguir un ahorro en los costes de entre el 50 y el 70% si se opta por la rehabilitación frente a la nueva construcción”.

De hecho, el coste final de la rehabilitación suele variar en función del tamaño de la piscina, pero, tal y como continúa González, para una piscina estándar de 8x4 metros “el precio se sitúa entre los 3.000 y los 4.000 euros”.

Aunque también especifica que es fundamental analizar detenidamente cada instalación y la petición del cliente para poder ofrecer todas las garantías. En definitiva, no es lo mismo cambiar una piscina de forma o ubicarla en un espacio diferente al que se encuentre –circunstancias en las que interesa más la obra nueva- que resolver problemas de estanqueidad.

¿Cómo se rehabilita una piscina?

En general, el principal problema que se plantea en las piscinas antiguas es la pérdida de estanqueidad del vaso. Por ello, las tareas de rehabilitación se suelen centrar en arreglar este aspecto y no tanto en realizar reparaciones propias del mantenimiento de la piscina –que se pueden llevar a cabo una vez finalizada la reforma.

1. El primer paso es revisar las tuberías y las tomas de agua y detectar los puntos de fuga para poder repararlos correctamente.
2. También hay que validar su aptitud con los sistemas de presión neumática e hidráulica.
3. Después, se debe proceder a instalar láminas de PCV de forma aislada al soporte.

Estas láminas garantizan una impermeabilidad absoluta porque no presentan puntos de adherencia total. Se trata uno de los mejores sistemas de aislamiento que existen actualmente porque es imposible que se transmitan posibles problemas del soporte original.

Igualmente, la longitud original de las mismas –pueden llegar a medir 25 metros de largo- favorece que no hay juntas, lo que minimiza las tareas de limpieza de la piscina. Los diferentes acabados que presentan son un punto a su favor analizándolo desde una perspectiva puramente estética.

Otros procedimientos

Además del laminado de PCV existen otras técnicas de rehabilitación de piscinas. Una de ellas consiste en realizar las reparaciones correspondientes, sanear el vaso y aplicar resinas cementosas bi-componentes para alcanzar la mayor impermeabilidad. El revestimiento final se realizaría con gresite, que también garantiza un buen acabado.

La diferencia de este sistema con respecto al laminado de PVC es que existe una adherencia total al soporte original. Y, si bien es cierto que ofrece el mismo nivel de estanqueidad, en caso de que empiecen a aparecer problemas en dicho soporte –los más frecuentes son las grietas-, éstos afectarán directamente al gresite.

En cualquiera de los casos, cabe la posibilidad de incluir modificaciones estructurales menores en la rehabilitación como, por ejemplo, la instalación de escaleras, cascadas o zonas de relax con las que adaptar la piscina a los gustos y necesidades de los clientes.