Disfrutar de las piscinas comunitarias o municipales
Artículo revisado por el Comité
El placer de darse un refrescante baño para aliviar los calores de verano, sobre todo en zonas del interior donde no hay playa, es el deseo prácticamente de todo el mundo.
El placer de darse un refrescante baño para aliviar los calores de verano, sobre todo en zonas del interior donde no hay playa, es el deseo prácticamente de todo el mundo. Pocos son los que disponen de una piscina propia, así que solo queda el recurso a las comunitarias o municipales.
En principio, puede parecer que la mejor decisión a la hora de comprar una vivienda es optar por una que cuente con piscina privada siempre que sea posible. Sin embargo, es mejor analizar bien los pros y contras de esta elección. Sobre todo debemos tener en cuenta el uso que vamos a hacer de ella y si nos compensa el precio que vamos a tener que pagar.
Las piscinas privadas están sometidas a una estricta normativa que las regula y que las obliga a la contratación de servicios como socorrista, espacios especiales de almacenamiento, renovación de instalaciones… que pueden elevar considerablemente la factura mensual de la cuota comunitaria.
Pero, además, no debemos obviar lo difícil que resulta vivir en comunidad. La piscina es de todos y los hábitos que traslademos a ella deben ser siempre respetuosos con el cuidado de las instalaciones y el principio de no molestar a los demás.
Si lo que nos queda es acudir a una piscina municipal, las actidudes de respeto anteriores son también imprescindibles. Pero, además debemos saber que cada municipio regula el acceso a estos centros deportivos de manera individual, así que debemos ponernos al corriente de dichas normas (horarios, tipo de vestimenta, actividades permitidas, acceso de menores…). Las piscinas municipales son perfectas para apuntarnos a la práctica o aprendizaje de diferentes deportes y actividades acuáticas pues suelen ofrecer interesantes cursillos a precios muy asequibles.