¿A qué peligros te expones si no tratas tu piscina antes del primer baño del verano?
Artículo revisado por el Comité
Bañarnos en una piscina que no ha sido tratada previamente puede ocasionar graves problemas de salud.
En otras ocasiones hemos comentado la importancia de realizar labores de mantenimiento en nuestra piscina a lo largo del invierno para poder disfrutar de nuestro baño en verano. Pero estas obligadas tareas no impiden que tengamos que realizar un tratamiento específico antes de darnos el primer chapuzón del año.
¿Por qué tenemos que tratar el agua?
Durante todo el invierno el agua ha permanecido estancada, sin movimiento, y expuesta a las inclemencias meteorológicas. Incluso si tenemos la piscina cubierta; una piscina sin actividad es el caldo de cultivo perfecto para bacterias y hongos, sobre todo si durante los meses de primavera hemos disfrutado de altas temperaturas.
El hecho de que el agua de la piscina esté estancada varios meses favorece la aparición de multitud de microorganismos que puede poner en riesgo nuestra salud, así como la de aquellos otros usuarios que se bañen, puesto que estos microbios pueden causar problemas dermatológicos y respiratorios, afecciones de hongos, enfermedades gastrointestinales como diarrea o vómitos, etc.
Por ello, a pesar de que hayamos realizado algunos trabajos de mantenimiento en los meses de invierno, es indispensable tratar el agua antes de comenzar la época estival. Debemos eliminar todas las impurezas que el viento, la lluvia, el polvo, la contaminación y la suciedad han dejado en el agua, sobre todo si no hemos preparado la piscina de manera correcta, es decir, si no hemos realizado una invernación completa, ya que aún quedaran presentes en el agua restos de orina, crema solar, suciedad, sudor…, elementos todos ellos que alteran los niveles de pH y cloro de la piscina y que contribuyen a que el agua no sea apta para el baño.
¿Qué hacer para poder bañarnos en la piscina?
Obviamente, si no hemos realizado ningún trabajo en invierno, lo más seguro es que el agua se muestre turbia, sucia y verdosa. En este caso, la solución más eficiente es vaciar la piscina para limpiarla en profundidad, tanto las paredes como el fondo. Después, la llenaremos con agua limpia y aplicaremos todos los productos necesarios para ponerla a punto: alguicidas, cloración, pH… También limpiaremos los filtros y los skimmers, lugares donde se han depositado hojas y restos de polvo.
Si, por el contrario, sí hemos realizado una correcta invernación, el trabajo será mucho más sencillo, ya que el agua no estará en condiciones tan malas para el baño. Además de revisar los filtros y los skimmers, es importante que limpiemos las paredes y el fondo de la piscina con un limpiafondos y que recojamos los restos de polvo y hojas que hayan podido acumularse en los últimos días. Pero, sobre todo, es fundamental que regulemos los niveles de cloro y pH, así como el del alguicida para que el agua esté en perfecto estado para el baño. Se recomienda mantener la depuradora 24 horas funcionando.
Tampoco nos podemos olvidar de limpiar los bordes de la piscina y el suelo que hay alrededor de la misma. Allí también proliferan microorganismos que pueden perjudicar a los bañistas cuando caminen descalzos por el suelo o se sienten.