Cuidado con las otitis en las piscinas
Artículo revisado por el Comité
La infección de oídos es un malestar muy habitual durante los meses de verano.
Además de las quemaduras solares y las picaduras de medusas, hay que prestar atención a una afección relacionada también con el verano: la otitis, que se ha convertido en una de las principales causas de atención pediátrica en Urgencias.
La otitis del nadador, también llamada otitis de la piscina, es una afección externa del oído, una inflamación del conducto auditivo que está situado entre la oreja y el tímpano. Causa dolor, picor, pus o secreción amarillenta, enrojecimiento y malestar. También se puede acusar pérdida de audición a causa de la inflamación y el taponamiento que se produce. Pueden sufrirla cualquier nadador, con independencia de la edad, y aunque es frecuente que se asocie a las piscinas, también puede causarla el baño en ríos y playas.
El motivo es el agua que se queda en nuestro canal auditivo tras el baño. Los gérmenes allí instalados no crean ningún tipo de malestar en condiciones normales. Las altas temperaturas veraniegas favorecen que estos restos reblandezcan los tejidos del oído, las bacterias entran y se produce la infección. A esto hay que añadir el hecho de que el cloro y el calor aumenta la sensación de picor y escozor en el oído. Rascarse irrita la piel, crea eccemas y ocasiona pequeñas heridas que permiten también la entrada de los gérmenes. Los especialistas indican que más del 80% de los casos de otitis externa que se producen al año tiene lugar durante el estío precisamente por ello, sobre todo en el caso de los niños.
¿Cómo prevenir la otitis del nadador?
Una vez que tenemos infección de oído debemos acudir al médico para nos recete el medicamento a tomar, en la mayoría de los casos, gotas óticas, corticoides y antibióticos, medicamentos que tendremos que tomar, al menos, durante una semana para su tratamiento. Pero si no tenemos otitis, hay una serie de consejos que podemos seguir para prevenir su aparición.
- Sacudir la cabeza para hacer que el agua salga del conducto auditivo. Mientras que nos dirigimos a la toalla podemos ir sacudiendo la cabeza para facilitar la completa expulsión del agua que haya podido entrar en el oído.
- Secarnos bien los oídos cada vez que salgamos del agua. Como hemos dicho, la otitis externa no es propia de la piscina, así que también los que acuden a las playas tienen que habituarse a secarse el agua de los oídos con la ayuda de una toalla nada más salir del baño.
- No bañarse en aguas sucias.
- Quitarnos los tapones justo al salir del agua. Los tapones pueden suponer una ayuda importante para prevenir la infección de los oídos, pues reducen el agua que entra en el canal auditivo, y, por tanto, el riesgo de padecer otitis. Pero no lo impide completamente. Por ello, para evitar posibles malestares asociados a su uso, hay que evitar tenerlos mucho tiempo puestos.
- No introducir bastoncillos ni otros elementos en el oído.
- Si sentimos picor, hay que evitar rascarse y tocarse el oído. Al mínimo indicio de malestar, se recomienda consultar con el otorrino para que valore si tenemos infección y dictamine el mejor tratamiento a seguir.