¿Cómo elijo la profundidad de mi piscina?
Artículo revisado por el Comité
La profundidad de la piscina es muy importante, ya que determinará el uso de podamos hacer de ella.
En muchas ocasiones hemos hablado de lo que debemos tener en cuenta a la hora de construir una piscina, pero pocas veces hemos prestado atención a una cuestión tan importante como la profundidad.
Obviamente, el tipo de terreno, el tamaño de la parcela, la forma de la piscina, el material… son determinantes para la construcción de la piscina, pero igual de importante es decidir la profundidad que queremos, ya que en función de esta, la utilizaremos exclusivamente para el ocio o podremos dedicarla también a la práctica de algún deporte acuático, como la natación. A tenor de ello, la profundidad determina la funcionalidad de la piscina, es decir, la utilidad que le demos y esta también está condicionada por otros factores. Uno de ellos es la presencia de niños en casa. Veamos por qué.
Puede resultar que queramos construir una piscina muy profunda porque tengamos mucho terreno, y además de dedicarla a la natación, queramos colocar trampolines para realizar saltos. Es una opción muy atractiva, pero si tenemos hijos no es muy recomendable, ya que a mayor profundidad, mayor riesgo de que se produzca un accidente. Por mucho sistema de protección que instalemos, por mucha vigilancia que hagamos, en un descuido algún pequeño podría subirse al trampolín y tirarse al agua en una zona bastante profunda, lo que resultaría fatal.
Por tanto, además de la utilidad que le vayamos a dar a la piscina, es menester que pensemos quiénes la usarán: si solo se bañarán en ella adultos o también harán uso de la piscina niños y personas que no saben nadar.
Con estos datos, lo mejor que podemos haces es optar por algo intermedio, esto es, que una parte de la piscina tenga una profundidad menor y otra mayor, y que esta no sea mucho mayor si tenemos peques en casa, para evitar sustos innecesarios. Por eso, los expertos en construcción de piscinas suelen aconsejar que la zona más baja tenga una profundidad inferior a 0,80 m y la más profunda no rebase 1,80 m. De este modo, los adultos podrán usar la piscina como lugar de entrenamiento y los niños podrán jugar en la zona baja de la instalación.
Si queremos que la profundidad sea igual en toda la piscina, hemos de valorar muy bien su uso y ser consciente de que la instalación no será segura para las personas que no sepan nadar con seguridad y para los niños. Aun así, no vale cualquier profundidad, puesto que, amén de lo compleja que puede resultar su construcción, está el tema del gasto del agua, la dificultad de su mantenimiento y la propia seguridad de todos aquellos que se sumerjan en ella, por muy expertos nadadores que sean. Por ello, los constructores recomiendan que la profundidad de la piscina nunca supere 1,80 m. Eso sí, el inconveniente de elegir una profundidad uniforme para toda la instalación es que se limita mucho su uso.
Por eso, si queremos curarnos en salud y que las visitas también puedan darse un remojón, lo mejor es construir la piscina con dos profundidades y que cada persona elija la zona en la que se siente más cómoda.