La construcción de una piscina no es un asunto baladí. Hay que prestar atención antes a muchos aspectos para poder disponer de unas instalaciones adecuadas tanto al espacio como al terreno. Y hay que realizar una serie de trámites legales para no incurrir en problemas administrativos que pueden acarrear el pago de multas a la Administración. En definitiva, no se trata solo de buscar a un trabajador o empresa que excave un agujero y nos la haga rápido y barato, sino que exige una serie de pasos y de toma de decisiones para que el resultado final sea seguro para ti y los tuyos, legal y satisfactorio.
¿Qué piscina corresponde mejor a cada necesidad?
Esta es la primera pregunta que debemos hacernos, pues de la respuesta dependerá en gran medida el tipo de piscina que resulte más conveniente a nuestra casa. No estamos hablando de asuntos formales o estéticos; tampoco de tamaño o tipo de piscina (obra, fibra, desmontable…), sino de la influencia que tiene nuestro estilo de vida y nuestras circunstancias familiares para determinar el tipo de instalación que mejor se adapta a nuestras circunstancias.
Entonces, ¿qué debemos valorar? En primer lugar, para qué queremos la piscina. Sí, sabemos que la respuesta parece lógica, pero tal vez no lo es tanto. Decir «para bañarnos en verano» no nos sirve completamente, porque debemos pensar a largo plazo. Es decir, ¿queremos la piscina solo para que los niños se den un baño en julio o agosto, o la queremos para que puedan bañarse el resto del año? ¿Solo la van a usar los pequeños o también los mayores? ¿Hay gente mayor o personas con movilidad reducida? ¿La queremos también para hacer largos y entrenar? Se trata, pues, de determinar si la finalidad de la piscina es el ocio o si se usará para el bienestar de la familia o para realizar ejercicio.
Como vemos, nuestras circunstancias personales influyen mucho en la piscina que vayamos a construir, pues no es lo mismo una piscina para una casa con niños que para un piso de soltero; no es lo mismo instalar una piscina para que jueguen los niños en verano que construir una piscina para que podamos ejercitarnos físicamente todos los días.
Además de la familia y del estilo de vida que llevamos (hacemos deporte, nadamos profesionalmente, llevamos una vida sedentaria…) también debemos prestar atención a otro aspecto que resulta también muy importante: el clima. ¿Por qué el clima puede condicionar la construcción de la piscina? Porque en función de este, la ubicación de la piscina se realizará en un lugar o en otro para poder aprovechar mejor el calor de la luz del sol durante los meses estivales. Por ejemplo, si vivimos en un lugar de clima mediterráneo, con veranos largos y calurosos, quizá debamos proyectar la construcción en un espacio de sombra o en un lugar donde la luz solar incida a unas horas determinadas. En cambio, si llueve a menudo y los veranos son cortos y frescos, hemos de aprovechar los rayos de sol, lo que implicará que el lugar vendrá determinado por esta fuente de energía natural.
Por último, debemos pensar si queremos la piscina solo para los meses de verano (ya sea porque el clima no lo permita, ya sea porque se trata de un lugar de veraneo) o si queremos bañarnos también en invierno. En este último caso, habrá que valorar si queremos una piscina climatizada, cubierta…
Así pues, antes de contactar con empresas especializadas en la construcción de piscinas hemos de pensar qué queremos exactamente. Toda esta información les resultará muy útil a los profesionales para poder adaptar el proyecto a nuestra vivienda, pero también a nuestra vida.
La importancia de contactar con un profesional
Como en todos los sectores, la crisis ha agudizado el ingenio de los más avispados y hoy en día es habitual encontrar a personas que por poco dinero nos construye la piscina de nuestros sueños. O al menos eso nos prometen. Pero debemos tener cuidado con este tipo de perfiles, pues para disponer de una piscina en condiciones no solo legales sino también seguras es necesario llevar a cabo una serie de trabajos que no todos realizan. Razón de más para que solo contactemos con empresas profesionales que cuenten con una larga trayectoria en el sector y un prestigio reconocido. Así nos evitaremos movimientos del terreno, fugas, desniveles, problemas durante las obras… e incluso proyectos inacabados o no satisfactorios.
Estos profesionales nos indicarán cuál es la instalación que mejor nos conviene en función de aspectos como el terreno, su ubicación, el tipo de piscina que nos guste y el tipo de mantenimiento que queramos dispensarle. Para valorar todo ello efectuará una serie de estudios que determinarán el resultado final.
1-Terreno
El terreno es un asunto prioritario para cualquier proyecto de construcción de piscina que se precie, pues condicionará el resultado final y la posible aparición en el futuro de problemas ligados a la obra. Las empresas dedicadas a la construcción de piscinas suelen realizar un estudio integral del terreno donde aquella va a ubicarse para conocer si existen desniveles o si el terreno está asentado. Ello es básico para que, con el paso del tiempo, no aparezcan grietas o fisuras a causa del movimiento del terreno.
Lo ideal es que el suelo donde vaya a estar la instalación acuática sea firme y esté consolidado. Por ello, aquellos espacios que han sido removidos o cuenten con materiales de relleno no son buenos candidatos para una piscina. ¿Y cuánto tiempo debe pasar para que el terreno se haya consolidado? Los expertos recomiendan un plazo de entre 6 y 8 años.
Además de la compactabilidad y consistencia del terreno, se analizará también la dureza, pues ello repercutirá en la excavación, que será más complicada, y en el tiempo que durará la obra. A terrenos más duros, mayores problemas para excavar y mayor tiempo de proyecto.
Finalmente, los profesionales estudiarán la impermeabilidad del terreno y su composición. Si la tierra está compuesta por arcillas, lo más posible es que tengamos problemas, pues se trata de un terreno húmedo que tiende a moverse, lo que podrá ocasionar corrimientos de tierra y la formación de balsas de agua y grandes barrizales que pondrán en riesgo la instalación.
Tampoco se recomienda la construcción en terrenos rocosos o arenosos. En el caso del primero, la obra suele ser compleja, pues requiere de una excavación delicada que necesitará de maquinaria especializada y posiblemente explosivos para abrir la roca que acogerá el vaso de la piscina. Por su parte, si el terreno es arenoso, habrá que prever el movimiento de las arenas y su poca compactación. La empresa recomendará otro emplazamiento y, si ello no es posible, aconsejará el tipo de construcción adecuada para este tipo de suelos y llevará a cabo las medidas necesarias para que podamos disfrutar de la piscina sin contratiempos.
Por tanto, un estudio geológico del terreno suele otorgar la información que estos profesionales necesitan para conocer la viabilidad del proyecto. Si no recurrimos a empresas especializadas, puede que nos saltemos este paso y, a la larga, surgirán problemas.
2-Ubicación
Muchas veces no se le presta la atención que debiera a la ubicación de la piscina, pero también es un elemento importante, no solo para aprovechar mejor la luz del sol, sino para tener intimidad en casa o disfrutar del agua limpia durante más tiempo.
De este modo, una vez realizado el estudio geológico del suelo que acogerá la piscina, los profesionales valorarán el espacio en su conjunto. Lo primero que observarán serán las posibilidades de realizar la propia obra. Es decir, estudiarán cuál será el lugar más adecuado para que puedan pasar las máquinas que realizarán el proyecto. Si no hay accesos, la construcción resultará compleja y habrá que abordar el trabajo desde otra perspectiva.
Como ya hemos comentado en alguna que otra ocasión, es interesante que la piscina no se sitúe en un lugar visible ni desde la calle ni desde otras casas. Para que podamos bañarnos sin ser vistos habrá que elegir una zona alejada de los espacios de paso y de las ventanas de los vecinos. De este modo, conseguiremos intimidad y privacidad.
La vegetación es otro condicionante importante. Por un lado, debe evitarse construir la piscina en un lugar próximo a los árboles, pues además de la suciedad que conlleva la caída de hojas, las raíces pueden alterar las paredes del vaso y producir grietas. Por otro lado, si hay setos y otro tipo de vegetación, es menester que exista una separación entre estos elementos naturales y la piscina para que los restos de polvo, hojas e insectos no se depositen en el agua. Ello hará más fácil la limpieza y el posterior mantenimiento de la piscina.
Los profesionales también valorarán la accesibilidad. Para ello, evitarán adosar la instalación a vallas o muros que impidan el acceso a la piscina por algunos de sus lados o que dificulten el baño de personas con movilidad reducida.
3-Tamaño y forma
Ambos criterios dependerán, obviamente, del espacio que tengamos. Si el jardín es pequeño, no podremos tener una piscina de medidas olímpicas. Eso está claro. Por eso, la empresa estudiará el tamaño del espacio disponible en función de la ubicación, del espacio de seguridad que se debe dejar entre la vivienda o los muros y la propia piscina, y de las necesidades de cada cliente. Con todos estos datos, propondrá el tamaño adecuado y la forma que mejor se adapte a las circunstancias personales, pues si queremos la piscina para el ocio familiar veraniego, la forma y el tamaño no serán tan importantes como si la queremos para realizar natación.
De este modo, es necesario que sigamos las recomendaciones que nos ofrezcan estos profesionales y seamos realistas para adaptar nuestros deseos al espacio del que disponemos.
4-Tipo de construcción
Aquí vamos a hablar de los dos tipos de piscinas que hay: enterradas en el suelo o dispuestas sobre él.
Las piscinas enterradas son las que requieren de una excavación en el terreno, lo que obliga a conocer su composición, su ubicación, etc., tal y como ya hemos señalado anteriormente. Son las piscinas de obra habituales, pero las piscinas prefabricadas también suelen ir enterradas, así que también requieren de cierta excavación.
Este tipo de proyectos permiten personalizar la piscina, ya que la obra se adapta a la forma, la profundidad, el tamaño, etc. que requiera el cliente. La obra incluye la disposición de todas las instalaciones necesarias para el mantenimiento de la piscina. A pesar de que el precio de este tipo de construcciones es bastante mayor, suelen ser más duraderas. Además de que incrementan el valor de la vivienda, tienen mayor capacidad aislante que las piscinas dispuestas directamente sobre el suelo.
Las piscinas dispuestas sobre el suelo son las que se conocen como elevadas. Suelen ser habituales en áticos y terrazas, ya que no exigen de una excavación del terreno. Son piscinas prefabricadas que se instalan de manera fácil. Por eso, son la opción más demandada en viviendas que presentan problemas en el terreno para construir una piscina excavada, o cuyo acceso a la parcela es complejo. También es la preferida en aquellos jardines pequeños, ya que permite aprovechar mejor el espacio. En el mercado podemos elegir entre distintos tipos y modelos en función de su forma, tamaño, materiales, etc. Económicamente, son más baratas que las excavadas. De este modo, por poco más de 500 euros podemos encontrar algunas opciones interesantes.
Como es lógico, la elección de una u otra dependerá del lugar, pero también del tamaño y del presupuesto que tengamos. A caballo entre ambas opciones tenemos las piscinas semiexvacadas, que suelen usarse en terrenos desnivelados o inclinados. Son más económicas que las excavadas completamente, pero más caras que las que se colocan a ras del suelo. Las podemos encontrar por 1000 euros y podemos escoger entre distintos diseños y estructuras.
5-Material
Relacionado con el punto anterior, los profesionales especializados en construcción de piscinas nos ofrecerán los distintos materiales en los que se pueden fabricar estas instalaciones y nos recomendarán aquel que mejor se adapte a nuestras necesidades y al espacio de nuestro jardín.
En el mercado podemos encontrar piscinas de hormigón, de fibra de vidrio, de acero, desmontables… A excepción de las desmontables, el resto de piscinas obliga a una obra y, por tanto, a la excavación en el terreno. Las piscinas de hormigón suelen ser más costosas que las prefabricadas y la duración de la obra es mayor, puesto que requiere de un encofrado de hormigón que da lugar al vaso de la piscina. Puede hacerse con hormigón proyectado, pero el trabajo es similar. Un aspecto positivo es que, a pesar del precio, que suele ser costoso, la duración de la piscina es mayor. Además, el hormigón asegura un mayor aislamiento y estanqueidad. Es importante destacar también que trabajar con hormigón hace posible personalizar la piscina, no solo en cuanto a la forma; también en relación al tamaño o la profundidad.
Por su parte, las piscinas prefabricadas son aquellas que ya vienen construidas en fibra de vidrio, poliéster o acero. Como ya hemos apuntado, también es necesario efectuar una excavación en el terreno, pero, a diferencia de las anteriores, la duración del proyecto es inferior (una vez realizado el agujero, se deposita la piscina prefabricada en el hueco excavado) y el importe también. Suelen adaptarse muy bien al terreno y al espacio, pues existen de distintas formas y tamaños. Incluso las de acero pueden colocarse en espacios como áticos, azoteas y terrazas, por lo que es una opción muy demandada.
Finalmente, las piscinas desmontables son las más recomendadas para aquellos usuarios que tienen un espacio pequeño pero que aun así quieren disfrutar del baño durante los meses estivales. Pasado ese tiempo, se pueden desmontar y el espacio libre se podrá aprovechar para otro tipo de actividades. No exigen realiza ningún tipo de excavación. Las podemos encontrar de madera, que resultan muy atractivas, aunque su precio es algo más elevado que el resto de desmontables. Del mismo modo, se pueden fabricar en PVC. Con este material se realiza el forro o vaso que contiene el agua, el cual se cubre posteriormente con madera, resina o metal para aislar la instalación. Finalmente, también podemos elegirlas en metal, concretamente aluminio o acero tubular, que, además de resultar muy económica, es fácil de montar y desmontar, aunque estéticamente no tenga el estilo de una de madera y no aísle lo mismo.
Para la construcción también pueden emplearse paneles prefabricados o revestimientos de albañilería que cubren una estructura previa de hormigón armado. Dichos paneles pueden ser de resina, acero u hormigón, en el caso de los prefabricados, o de PVC, en el caso de los revestimientos de albañilería.
6-Mantenimiento
Conocer el mantenimiento necesario de la piscina es muy útil para saber a qué nos enfrentamos y conocer bien, de primera mano, cómo realizarlo correctamente. Los trabajadores de la empresa especializada que hayamos elegido para la construcción de nuestra piscina nos darán las pautas a seguir para que no tengamos problemas y podamos bañarnos con seguridad.
El mantenimiento exigirá llevar a cabo una serie de actuaciones en la piscina para preservar la calidad del agua y que sea posible el baño. Habrá, por tanto, que revisar los niveles de cloro y el pH, limpiar las paredes y el fondo para evitar que se depositen restos de suciedad y aparezcan algas, usar un recogehojas para retirar la suciedad del agua, revisar los filtros y el correcto funcionamiento de la depuradora, etc.
Los profesionales también nos recomendarán cómo hacer la correcta invernación para que la piscina se mantenga en condiciones adecuadas durante los meses de frío. Si no seguimos sus instrucciones, es posible que debamos vaciar el agua de la piscina y realizar reparaciones en las paredes cuando llegue la primavera.
No todas las piscinas requieren de un mantenimiento permanente, esto es, durante todo el año. Si optamos por una piscina desmontable, cuando finalice la temporada del baño, no tendremos que hacer nada. Una vez la hayamos desmontado, la guardaremos en un lugar seco hasta el año siguiente.
7-Duración de las obras
Un último aspecto que debemos solicitar a la empresa especializada es el tiempo que durará la construcción de la piscina. Cuando nos vayan a presentar el presupuesto, este tiempo debe aparecer en él e incluirá desde el mismo instante en el que los profesionales realizan el estudio geológico hasta el momento en el que la piscina esté completamente terminada. Tendrán que recogerse cuestiones que podrán alterar ese tiempo, como que demos con un suelo rocoso que alargue el proyecto, que los permisos administrativos se retrasen, etc. Pero, por norma general, estas empresas cuentan con amplia experiencia y nos podrán dar una duración bastante exacta del tiempo que nos llevará realizar toda la obra.
Para orientarnos, es bueno saber que, si se trata de una piscina de hormigón, la excavación y posterior obra durará un mes. Si optamos por una prefabricada, la obra puede llevarse a cabo en unos 10 o 12 días aproximadamente.
Los trámites legales y los permisos de obra
Antes de comenzar la obra es necesario solicitar una serie de permisos obligatorios. Las empresas suelen conocerlos perfectamente, e incluso es habitual que sean ellos los que se encarguen de tramitarlos para agilizar el proceso y proporcionar un servicio integral.
En cualquier caso, no está de más conocerlos por si nos toca a nosotros pasearnos por el ayuntamiento para pedirlos, pues son estas instituciones públicas las que gestionan y regulan estos proyectos. Ellos nos detallarán los requisitos que tendremos que cumplir para construir nuestra piscina. El primero de ellos es pedir una licencia de obras. En ella nos pedirán que detallemos qué tipo de obra se realizará, el tamaño de la excavación, el tipo de máquinas que requerirá dicha excavación, si se empleará maquinaria especial o explosivos y el tiempo aproximado en el que tendrá lugar el proyecto. Tendremos que aportar aquellos documentos que nos exijan y que suelen facilitar las empresas especializadas en este tipo de proyectos.
Toda esta información será analizada y, dependiendo de cómo sea la obra, el ayuntamiento la catalogará como obra mayor o menor. A continuación, tendremos que abonar unas tasas correspondientes al tipo de proyecto.
Si la construcción de nuestra piscina se ha considerado una obra menor, nos pedirán un dibujo sobre la parcela y la ubicación de la piscina, así como el presupuesto. Por el contrario, si lo consideran obra mayor, tendremos que presentar un proyecto avalado por un arquitecto colegiado. En él se recogerán aspectos tales como las medidas de la obra, el tamaño, el tipo de piscina que se desea construir, los materiales que se emplearán, etc. En definitiva, se trata de una memoria detallada de la obra que debe elaborar y firmar un arquitecto. El importe de este documento es mayor, aunque las empresas especializadas en construcción de piscinas cuentan con estos profesionales en su plantilla, cuyo servicio suele estar ya incluido en el presupuesto de obra que ellos nos detallarán. Si no es así, tendremos que buscar a un arquitecto que se encargue de todo este papeleo.
Si la piscina se va a usar todo el año, es decir, si vamos a instalar un sistema de climatización para poder usarla durante los doce meses, es necesario preguntar en el ayuntamiento los requisitos necesarios para que la piscina se adapta el reglamento de instalaciones térmicas en edificios (RITE). Si dicha climatización obliga a un gran gasto energético, deberá adjuntarse, además, un documento sobre la instalación eléctrica, que tendrá que ser aprobado por la Administración.
La obra, cómo no, requerirá el empleo de contenedores para depositar la tierra procedente de la excavación. Para poder ocupar la vía pública y dejar el contenedor, la maquinaria o los materiales necesarios para el proyecto tendremos que pedir también un permiso de ocupación de la vía pública, donde se detallarán los días que durará la obra, es decir, cuánto tiempo tendremos ocupada la calle. Suele solicitarse en las dependencias de la Policía Local, pero dependerá de cada localidad.
Con todos estos trámites en regla, la empresa podrá proceder a la construcción de nuestra piscina.
Los impuestos relacionados con la construcción de una piscina
Tener piscina en casa conlleva la obligación de pagar el IBI por la misma a la Administración. Así pues, una vez concluya la construcción tendremos que acercarnos a la Dirección General del Catastro, o a la Delegación de Economía y Hacienda municipal o al propio ayuntamiento si nuestra localidad no cuenta con oficina censal, para registrar la nueva construcción, según establecer el Real Decreto Legislativo 1/2004, de 5 de marzo, Real Decreto 417/2006, de 7 de abril, por el que se desarrolla el texto refundido de la Ley del Catastro Inmobiliario y Orden EHA/3482/2006, de 19 de octubre por la que se aprueban los modelos de declaración de alteraciones catastrales de los bienes inmuebles y se determina la información gráfica y alfanumérica necesaria para la tramitación de determinadas comunicaciones catastrales.
Allí tendremos que rellenar el modelo 902N, que es el documento que, a efectos catastrales y tributarios, informa de una reforma, rehabilitación, ampliación o nueva construcción. Como la obra de una piscina es una nueva construcción, será este el impreso que necesitemos. Como hemos adelantado, si nuestra localidad no cuenta con oficina del catastro, podremos ver en la página web de la Dirección General del Catastro cuáles son los organismos donde podremos entregar la documentación, pues si bien el modelo 902N puede presentarse telemáticamente, los papeles y certificados que nos piden tienen que ser presentados de manera presencial, por lo que tendremos que acudir a la oficina que nos indique dicho organismo para llevar los papeles que nos solicitan.
Normalmente, esta documentación suele ser la siguiente:
- Datos del propietario de la nueva construcción (nombre y apellidos, dirección, documento nacional de identidad, etc.)
- Escritura de la nueva construcción
- Certificado de finalización de obra
- Fotografías de la piscina
- Datos técnicos de la piscina (medidas, forma, descripción, proceso de construcción…)
Si la parcela, el jardín o la terraza corresponde a una vivienda subvencionada, es decir, es de protección oficial, a la documentación anterior habrá que adjuntar la célula de calificación definitiva.
En todos los documentos que nos piden deben llevarse original y copia, es decir, no podemos enviar unas fotocopias por correo, pues el registrador tendrá que revisar las copias con los consiguientes originales para verificar que sean ciertos y que se ha procedido de acuerdo a como la Administración establece.
Una vez hemos entregado los papeles, en un plazo inferior a seis meses recibiremos información por parte de la Dirección General del Catastro donde nos indicará la inclusión de la piscina en el registro y del correspondiente pago del impuesto de bienes inmuebles (IBI).
Este paso final es sumamente importante para evitar sanciones y multas considerables, así que mejor que tengamos todos los datos en regla para ahorranos estos pagos. Vale la pena recordar que el año pasado se detectaron, gracias a las fotografías aéreas realizadas por drones, casi un millón de piscinas en nuestro país que no se habían declarado y que muchos de sus dueños tienen que hacer frente a multas que, en algunos casos, superan los mil euros. De ahí la obligación de cumplir con este requisito tributario cuando terminen las obras de construcción de nuestra piscina.
Escrito por
Piscinas.com
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